El alma sostenible de Park City que conquistó al mundo

En las montañas donde la nieve canta y el sol se filtra entre pinos eternos, Park City ha tejido una historia que trasciende el turismo, una promesa nacida del alma de la tierra misma. En abril de 2025, cuando los ojos del mundo se posaron sobre los guardianes del futuro, esta ciudad de Utah se alzó con el primer lugar en los Green Destinations Top 100 Story Awards, un galardón que no mide números, sino conciencia. En el bullicio de ITB Berlín, allí donde convergen los sueños del viaje global, se escuchó con claridad el nombre de Park City, no como destino, sino como declaración.

Mountainkind™ no es solo una estrategia, es un susurro que recorre los senderos, una invitación a caminar con respeto, a respirar con intención, a vivir en las montañas como si fueran templo. Su mensaje es claro y suave como el viento en la cumbre: aquí, se honra lo que se pisa, se cuida lo que se hereda. La campaña no nació de un comité de mercadeo, sino de una comunidad que se sabe parte de algo más vasto, más frágil, más sagrado. Es un canto coral entre residentes, visitantes y negocios que entienden que el verdadero lujo es dejar intacta la belleza que se encuentra.

En un mundo donde la prisa consume el paisaje, Mountainkind detiene el reloj y propone una mirada nueva: no llegar, sino pertenecer; no explotar, sino acompañar. Las montañas no son escenario, son hogar. La identidad visual de la campaña, tejida con los colores del bosque y la honestidad de quienes lo habitan, se convirtió en estandarte de un movimiento que no se grita, se vive. Los mensajes que la acompañan no ordenan, inspiran; no imponen, despiertan. Así, paso a paso, se ha sembrado una cultura donde la sostenibilidad no es un eslogan, sino una forma de estar en el mundo.

El reconocimiento no solo honra una labor bien hecha, sino una visión sembrada en raíces profundas. Park City no solo fue premiada, fue escuchada. Compartió su camino con otros destinos, no como maestra, sino como aliada. En cada palabra dicha en Berlín vibraba la certeza de que otro turismo es posible, uno que no sacrifica lo esencial por lo espectacular.

Así, Park City continúa su andar, con la frente alta y el corazón abierto, sabiendo que cuidar del planeta no es una tendencia, sino un acto de amor. Mountainkind es la promesa de que sí, se puede ser grande sin dejar de ser humilde; se puede recibir al mundo sin olvidar el susurro de los abetos al anochecer. Y en ese equilibrio sutil entre desarrollo y devoción, Park City ha encontrado no solo un camino, sino un legado.


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