
En la isla de Barú la biodiversidad es el protagonista, complementada por el espectacular lujo y pasión por la creación de momentos inolvidables que el bello y nuevo hotel Sofitel Barú Calablanca Beach Resort logra a la perfección. Desde mi llegada a la costa de Barú a travesando las turquesas aguas del Mar Caribe Colombiano en barco comencé a deslumbrar a la distancia el resort, jugando con los tonos y colores de la naturaleza que lo rodea.
Enclavado en un paraíso natural y tropical con aguas azul turquesa y una playa de arena blanca, el Sofitel Barú Calablanca Beach Resort abró oficialmente sus puertas este pasado diciembre. Adentrándome en esta joya arquitectónica, mi aliento fue robado por la impactante belleza, el arte, el diseño y un estilo único que nos inspira a dejarnos llevar por el arte de vivir tan icónico de la marca Sofitel.

Con ADN Parisino y alma auténticamente latina, Calablanca Resort es el resultado de la unión de dos mundos. Este fascinante complejo hotelero logra equilibrar el diseño arquitectónico con la naturaleza, apostando por la sostenibilidad ambiental. Cada uno de sus espacios combina el encanto, la sofisticación y el refinamiento del estilo francés con la genuina hospitalidad y cultura caribeña en un entorno natural y biodiverso donde la diversión y la relajación no tienen límites.
Mi estancia en el paraíso fue un deleite sensorial. En los diferentes restaurantes de Sofitel Barú Calablanca Beach Resort se viven experiencias gastronómicas singulares y originales. Las puestas de sol más espectaculares de Barú pueden ser vislumbradas desde el bar en la azotea del hotel llamado La Pérgola, donde originales cocteles maridan a la perfección con el canto de gaviotas y los cambiantes colores del cielo.
El restaurante y bar Humo, solo para cenas, tiene un concepto de parrilla robata inspirado en la cocina japonesa, china, tailandesa, francesa y peruana. Los aromas de la parrilla acompañan al ambiente sofisticado e internacional de Humo, donde me deleité en manjares como espectaculares nigiris, tuétano con tomates deshidratados y el visualmente hermoso bonsái de chocolate.

Disfruté también de los frescos sabores de ingredientes locales regional Fish Market del restaurante La Bahía, una creación del Chef Ejecutivo Patrick Guaus ubicada en la playa con una exclusiva parrilla de cocción lenta. Aquí deliciosos platillos combinan a la perfección con cócteles caribeños e integran elementos Colombianos con sofisticación francesa.
En Sofitel Barú Calablanca viví días de sol, arena y descubrimiento. Desde una aventura de snorkel por coloridos corales, repletos de vida marina, a unos minutos del hotel, o una increíble buceada entre barcos hundidos y esculturas sumergidas, los deleites del destino se encuentran por debajo y por encima de las olas. Horas de relajamiento total nos esperan en su excelente spa o en las terrazas de las espaciosas y preciosas suites. En la mía me dejé apapachar por una experiencia singular: un desayuno flotante, completo y delicioso, en mi propio jacuzzi, donde brinde con unas ricas burbujas por la vida.
Una de las aperturas más esperadas en Colombia, el Resort se suma al conjunto de propiedades exclusivas de Sofitel, parte de las marcas de lujo del grupo Accor, que llegó al país en 1995 con la apertura de Sofitel Legend Santa Clara. Una fantasía vuelta realidad, Sofitel Barú Calablanca Beach es la idílica mezcla de lujo, belleza natural, biodiversidad y romance.
