
En el corazón vibrante de la ciudad, en una mañana perfumada por el aroma del café y la expectativa, Nicolás Vale alzó la voz como quien descorre un velo sobre algo exquisito: la próxima edición de Millesime GNP Weekend 2025. El anuncio fue una especie de conjuro ante los medios, en la elegante Casona Roma, donde el murmullo del desayuno se convirtió en preludio de lo que vendrá. San Miguel de Allende —esa joya colonial de alma inquieta— volverá a vestirse de sabores y arte del 22 al 25 de mayo, convirtiéndose una vez más en el epicentro de la alta gastronomía mexicana e internacional.

Hablar de Millesime es hablar de excelencia, pero también de atmósfera. Es una promesa de que el buen gusto puede ser total: en el plato, en la copa, en la mirada, en el entorno. Y este año, la experiencia se desdobla en múltiples escenarios: terrazas que miran al cielo, jardines que parecen salidos de un sueño, hoteles boutique que se convierten en templos del sabor.
Las famosas Cenas de Altura se alzarán sobre la ciudad en lugares como la terraza NOIA del hotel NUMU y en el recién inaugurado Pirules del Rosewood, donde la arquitectura abraza la noche y la cocina la transforma en emoción. Ahí, nombres como Marga Coll, Pía Salazar, Alejandro Chamorro y Rodrigo Rivera Río trazarán menús de seis tiempos como si dibujaran constelaciones, con maridajes que acarician el alma y texturas que despiertan la memoria.

Pero más allá del plato está el ritual: las catas sensoriales que huelen a tierra y a madera, la mixología que cuenta historias líquidas, los showcookings que parecen coreografías de fuego y cuchillo. Millesime es un escenario donde cada elemento tiene un papel protagónico: desde la flor en la mesa hasta la música que se cuela entre las copas. Es, como bien dijo Nicolás Vale, una puesta en escena para los sentidos, un homenaje al detalle. En cada rincón, algo vibra: un sorbo que recuerda un viaje, una especia que evoca un recuerdo, una conversación que florece entre bocados.
San Miguel, con sus calles empedradas y su cielo interminable, no es solo el lugar, es el espíritu. En esos cuatro días, la ciudad no será un simple anfitrión, sino una colaboradora activa, latiendo al ritmo de las brasas y las burbujas. Más de 30 chefs mexicanos cocinarán en directo en los jardines, mientras el público —local, extranjero, curioso o devoto— recorrerá un mapa sensorial donde cada coordenada tiene un sabor. No es casualidad que aquí se celebre lo mejor. Es una elección natural, casi inevitable.
Mientras los viñedos de La Santísima Trinidad celebran su Vendimia Brava, y los hoteles se llenan de aromas nuevos y nombres conocidos, Millesime GNP Weekend será una declaración de principios: que el lujo puede ser emoción, que la comida puede ser arte, que el encuentro puede ser una experiencia transformadora.
