Cómo Organizar una Cata de Vinos de Rioja en Casa

Oficina, escuela, salón de belleza, restaurante, gimnasio y hasta confesionario… nuestro hogar puede convertirse en el espacio ideal para vivir intensos momentos de placer y diversión. Para seguir disfrutando entre amigos y familiares, nada como organizar una deliciosa cata en casa con los vinos de la DOCa Rioja. 

Más allá de beber o simplemente degustar, la cata implica analizar el vino de forma consciente a través de los sentidos: vista, olfato, gusto y tacto, ¡sí, tacto! La lengua, además de percibir sabores, es capaz de distinguir sensaciones táctiles como temperatura, efervescencia, textura, cuerpo, astringencia, picor.

Vayamos por partes. La primera fase, en vista, nos permitirá obtener información relevante sobre la concentración, edad del vino y tipología general. En ésta, es importante observar aspectos como el color, la transparencia, limpidez y viscosidad. La vista nos permitirá constatar si un vino es limpio y brillante, o si se encuentra velado o turbio. Igualmente, a conocer su edad; los blancos riojanos van evolucionando del amarillo pálido en su juventud, al amarillo dorado o ambarino cuando maduran; los tintos de la DOCa Rioja pasan del rojo brillante con tonos púrpuras, al rubí, granate e incluso teja mientras envejecen. 

La segunda fase, la olfativa, consiste en verificar la intensidad, amplitud y calidad aromática del vino. También, en asociar los aromas del vino con nuestros propios recuerdos olfativos: frutales, florales, especiados, vegetales, balsámicos, animales, tostados… El objetivo final, más allá de lograr identificar cepas, regiones de procedencia y añadas específicas –una labor mucho más orientada a los especialistas de la vitivinicultura–, es aprender a diferenciar un vino en mal estado de otro que ofrece fragancias agradables y complejas.

Por último, pero no menos importante, está el gusto. La lengua percibe cuatro sabores: dulce, salado, ácido y amargo, así como sensaciones táctiles que, siempre ligadas al olfato, nos permitirán expresar el efecto que provoca el vino en nuestra boca. Los blancos de Rioja, por ejemplo, tienden a los sabores frutales, como cítricos ácidos cuando se trata de ejemplares jóvenes, o bien frutos blancos, tropicales y de hueso, maduros y dulces cuando son más viejos. Los tintos de la DOCa Rioja evocan a los frutos rojos y negros jugosos en su juventud, aunque también a especias, tostados sutiles y cuero nuevo cuando han envejecido en roble.

¿Cómo elegir los vinos? ¿Qué utensilios se requieren? ¿Cuánto vino servir? La diversidad de tipologías producidas en la DOCa Rioja permite orientar la cata a cualquier gusto o necesidad particular: Genéricas, así como Crianza, Reserva y Gran Reserva, tienen cabida. Lo verdaderamente recomendable es ir de lo general a lo particular y siempre basar la cata en un tema concreto que permita capturar la atención de los asistentes.  

No olvide que la temperatura y orden de servicio de los vinos es fundamental para garantizar el éxito del ejercicio. Los blancos de Rioja se comportan bien a entre 10°C y 12°C; los tintos entre 16°C y 18°C. Es importante iniciar siempre por los vinos de menor intensidad, como blancos, rosados y tintos y después ir hacia ejemplares de mayor cuerpo y estructura, como tintos y blancos con madera.


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