“Mono No Aware”: una velada sensorial entre arte y vino

En el mágico espacio de Un Lugar de la Mancha, se llevó a cabo “Mono No Aware”, una experiencia artística y sensorial que celebró la belleza efímera de la vida a través del arte y el vino. La velada fue dirigida por la reconocida sibarita y escritora Deby Beard, en una íntima cata que acompañó una exposición de obras creadas por ella misma junto a su hija, la artista Melanie Beard.

Inspirado en el concepto japonés mono no aware —esa sensibilidad melancólica ante lo pasajero—, el evento reunió a amantes del arte, el vino y la estética en una atmósfera envolvente, donde los sentidos fueron los verdaderos protagonistas.

La experiencia comenzó con un brindis rosado que marcó el tono poético de la noche: Cipriani Brut Rosé, un espumoso italiano elegante y vibrante, seguido por el emblemático Bellini, icono de la sofisticación veneciana. Estas burbujas acompañaron las primeras miradas a las obras del dúo artístico Beard-Beard, una colección de técnica mixta que entrelaza naturaleza muerta con elementos surrealistas, como si los sueños cobraran forma sobre el lienzo.

Las piezas, cargadas de simbolismo y color, dialogaban con la esencia del vino: instantes capturados, emociones destiladas, tiempo contenido en formas y texturas. Las artistas madre e hija compartieron así una visión íntima y profunda sobre la fragilidad, la belleza y la transformación.

La cata guiada por Deby Beard llevó a los asistentes por un recorrido de sabores y emociones. En el centro de esta travesía se encontró el Jaros de Albillo Mayor 2023, un vino blanco singular, fermentado en barrica, que sorprendió por su estructura y carácter, revelando el potencial de esta variedad poco común. Le siguió el Yaso 2018, un tinto de viñas viejas de la región Tinta de Toro, elaborado por la bodega Matteria. Con fuerza, profundidad y elegancia, este vino cerró la noche con notas de tierra, historia y persistencia.

“Mono No Aware” fue una invitación a detenerse, a mirar con atención y a saborear lo efímero. En un mundo acelerado, fue un recordatorio poético de que la belleza se encuentra en los instantes que se desvanecen… y que arte y vino tienen el poder de eternizarlos.


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