Excelencia Japonesa: Los Manjares de Morimoto

Originalmente construido para las Olimpiadas de 1968, Camino Real es un oasis dentro del bullicio de la ciudad. Situado en el refinado y relajado barrio residencial de Anzures, es un Hotel-Museo por su belleza, funcionalidad y combinación de colores distintivos junto con el arte con calidad de museo de pintores y escultores famosos. También es el escenario de experiencias culinarias únicas y excelentes…

Fue aquí, en el famoso y reconocido Morimoto, que me dejé llevar por la exquisitez de la cocina japonesa. Un espacio de diseño atrevido, arte y sofisticación gastronómica, el menú del restaurante es un reflejo de la creatividad que le ha otorgado su fama mundial al chef Masaharu Morimoto.

Basándose tanto en la antigua tradición japonesa como en la técnica culinaria del momento, el chef Morimoto de renombre mundial desbloquea capas ocultas de sabor en cada plato, ya sean cortes sublimes de sashimi prístino o un giro inventivo e inesperado con influencias verdaderamente globales.

Un paraíso para los que somos entusiastas de la comida japonesa con paladares diversos y exigentes, el Iron Chef se adapta a todos los estilos de comidas, desde una ingeniosa comida a la carta para mezclar y combinar hasta un opulento omakase, o menú de degustación, adaptado a nuestros gustos por su cocina.

Mi experiencia culinaria comenzó con el clásico tartar de toro, una innovadora creación que nos permite mezclar el atún toro con wasabi, pasta nori y crema ácida a nuestro gusto. Después disfruté de una selección deliciosa de nigiris: hamachi, salmón y atún – frescos y elaborados con la dedicación y delicadeza que nos ha enamorado a tantos de la cocina japonesa.

El omakase continuó con una refrescante ensalada de algas con nueces macadamia y una sabrosa brocheta de pork belly. El plato principal, ardiente frente a mi en una plancha caliente, fue un exquisito corte de carne New York, de la más alta calidad y perfectamente logrado; un manjar memorable.

Terminamos con broche de oro: un cheesecake reconstruido con frutos rojos, helado de frambuesa, merengue y polvo de té matcha, una explosión de sabores complementarios que mezcla a la perfección elementos dulces y ácidos – el final perfecto a una comida absolutamente excepcional.


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