Sabor, Lujo y Altura: Un Viaje Gastronómico en Nairobi

Mi estancia en el JW Marriott Nairobi fue un viaje sensorial en el que cada rincón, cada aroma y cada sabor despertaban una parte de mí que, tal vez, desconocía. Desde el momento en que cruzamos las puertas del hotel, su calidez y sofisticación me envolvieron, invitándome a descubrir la esencia de Nairobi, pero desde una perspectiva única: la del lujo y la comodidad.

El JW Marriott es un destino en sí mismo. Un refugio donde la gastronomía es el alma del viaje, y tres de sus restaurantes se convirtieron en mi mayor deleite. Cada uno, con su propia historia, un menú cuidadosamente diseñado y un ambiente que sugería algo más que solo una comida: una experiencia. 

MR. PANG SKY BAR AND LOUNGE fue el primero en capturar mi atención. Ubicado en las alturas del hotel, es un lugar que invita a la contemplación. La vista panorámica de Nairobi, con sus luces titilando al caer la noche, se funde perfectamente con el ambiente elegante y moderno del bar. El aire fresco de la ciudad y los cócteles innovadores se mezclaban como una danza perfecta. Cada sorbo de mi bebida era una invitación a explorar un mundo de sabores. El menú de Mr. Pang, con su propuesta de comida Panasiática, es un tributo a las recetas auténticas que llevan consigo la historia y las tradiciones de Asia. No solo disfruté de la fusión de sabores, sino también de la atmósfera que hacía de cada bocado una celebración de la vida.

En el Hudson Tavern Bar & Grill, el ambiente cambió por completo. Aquí, el confort y la innovación se entrelazan en un espacio relajado pero sofisticado. Era como si Nairobi misma se desnudara frente a mí, en una combinación perfecta de ingredientes locales y creatividad culinaria. Los platos eran sencillos en apariencia, pero cada uno, desde las carnes hasta las verduras, llevaba consigo el sabor profundo de lo auténtico. Un menú que apelaba tanto a los sentidos como a la nostalgia. Las cervezas artesanales y los cócteles firmaban cada uno de mis momentos de relajación, mientras el bullicio de la ciudad se desvanecía en el fondo. Hudson Tavern, con su vibrante energía, se convirtió en un lugar donde podía ser yo misma, disfrutando de cada sabor y de cada rincón del restaurante.

Pero el verdadero descubrimiento llegó en el tercer piso, en Mughal. Un restaurante que me transportó directamente al corazón de la India, pero con la suavidad y el toque elegante de Nairobi. Al entrar, sentí que el tiempo se detenía. La decoración me rodeaba con una atmósfera cálida y acogedora, mientras que la cocina abierta me invitaba a ver cómo cada plato cobraba vida. Mughal es una celebración del sabor, con su menú que recrea los platos tradicionales del norte de la India. La fusión de especias, la frescura de los ingredientes y la autenticidad de la preparación me hicieron sentir que estaba en un mercado de la India, sin haber salido de Nairobi. Cada bocado fue una historia que se contaba en mi paladar, y cada conversación en el restaurante parecía llevar consigo la esencia de la India: cálida, rica, profundamente reconfortante.

En el JW Marriott Nairobi, cada restaurante es más que un lugar para comer. Es un viaje. Es un espacio para sumergirse en otras culturas, en otros sabores y en otras experiencias. La ciudad misma, siempre vibrante, se vio reflejada en cada plato, en cada conversación y en cada rincón de estos restaurantes. Mi estancia allí fue, en definitiva, un canto a la gastronomía global, una mezcla de lo mejor de Asia, América e India, todo bajo el cielo de Nairobi.


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