

En el corazón de la Ciudad de México, bajo unas discretas escaleras y una pesada cortina negra, se encuentra Kotsu by Onomura, un santuario culinario donde el tiempo se detiene y el arte de la gastronomía alcanza nuevas alturas. Inspirado en la tradición japonesa del omakase, que significa “confiar en el chef”, Kotsu nos invita a sumergirnos en una experiencia sensorial única y profundamente personal.
A diferencia de una cena convencional, donde elegimos cada plato según un menú preestablecido, en Kotsu confiamos completamente en la visión del chef Ulises Montes de Oca. Aquí, cada detalle está meticulosamente curado para ofrecer una experiencia gastronómica que va más allá de lo esperado.
Desde el momento en que cruzas la puerta, te reciben detalles que fusionan la esencia de México y Japón: piedras negras de Japón y vasijas artesanales de Oaxaca decoran el íntimo espacio interior. Es un lugar donde la artesanía culinaria y la conexión con los ingredientes frescos se celebran con devoción.

El ritual del omakase en Kotsu es un viaje a través de diez tiempos, cada uno más sorprendente que el anterior. Desde nigiris delicadamente adornados con trufa y caviar, hasta bacalao negro en salsa miso, cada plato es una obra maestra que combina sabores, texturas y técnicas con maestría. Mi momento favorito, sin duda, fue el nigiri de enokis japoneses a la mantequilla, una explosión de sabores que captura la esencia misma de la fusión culinaria.


Esta inolvidable experiencia no se limita al paladar: en Kotsu, el acto de desacelerar cobra un significado profundo: es una invitación a estar plenamente presentes en el momento, a disfrutar cada bocado como si fuera el primero y el último. El nombre Kotsu, derivado de la frase japonesa “Kotsu Kotsu”, encapsula este concepto: el placer de detenernos, respirar y permitirnos disfrutar de la experiencia culinaria en toda su plenitud.
Kotsu by Onomura es mucho es un santuario para aquellos que buscamos la autenticidad, la innovación y, sobre todo, el placer de desacelerar y apreciar los pequeños detalles de la vida. Es aquí donde el arte de la cocina se encuentra con la filosofía de estar plenamente presente.
En Kotsu, el tiempo se transforma en un regalo precioso que se saborea con cada bocado, recordándonos que la verdadera belleza está en la capacidad de disfrutar cada momento con todos nuestros sentidos despiertos.
