El nuevo concepto de Kotsu: Un suspiro de Japón

No todos los viajes necesitan maleta. A veces, basta una puerta cerrada en una calle conocida para cruzar a otro mundo. Así es Kotsu: un refugio oculto entre las arterias vivas de La Roma, donde Japón se insinúa: una entrada silenciosa que guarda dentro una experiencia que es casi un ritual…

El espacio, íntimo y sobrio, parece flotar en un equilibrio perfecto entre lo visible y lo invisible. La madera clara, la iluminación suave, el murmullo casi meditativo del ambiente. Aquí se viene a entregarse. El nuevo concepto de all-you-can-eat nigiri se siente como un gesto generoso y, a la vez, íntimo. Las piezas llegan una a una, como si alguien hubiera soñado con lo que tu alma necesitaba esa noche. Y si el cuerpo desea repetir, el corazón también. Nada se niega, todo se ofrece.

Frente a mí, la barra. Y detrás, manos que escuchan. El chef con sus movimientos lo dicen todo: hay precisión, hay calma, hay devoción. Cada nigiri es una respuesta a una pregunta que uno no sabía que tenía. El arroz, cálido, respira suavemente bajo el corte perfecto del pescado.

Comí atún como un suspiro. Probé anguila tibia que sabía a memoria. Hubo salmón que se deshacía con pudor, y vieira que brillaba como un secreto bajo una pincelada de ponzu. Algunas piezas llegaron frías, como besos de nieve; otras, con el calor de una historia contada al oído.

En Kotsu no se mira el reloj, se observa el instante. En ese espacio suspendido entre el aquí y el allá, entre la tradición y la reinterpretación, me dejo llevar y seducir por lo invisible: por la intención, la entrega, el arte de repetir lo perfecto sin perder la emoción.

Este es un santuario del sushi donde la técnica japonesa se encuentra con la frescura mexicana en un diálogo silencioso pero profundo. Al franquear su discreta cortina y ascender por unas escaleras, el bullicio urbano queda amortiguado y la barra se transforma en escenario: el chef despliega nigiris tan precisos como esculturas, cada pieza cuidadosamente seleccionada y presentada como si se tratara de un ritual.

Kotsu es una ceremonia sin ceremonia; un suspiro de Japón escondido en el corazón palpitante de la Ciudad de México. 


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